¡Viva Ferrero-Rocher!
No falla en ninguna salida ni en ningún gran evento de
Eki. Vendrá gente nueva, otros se irán. Unos días comeremos bocadillos, otros
días de plato. Unos días hará un sol espléndido, otros lloverá e incluso
nevará. Pero lo que nunca se echa en falta son los grandiosos postres que
siempre nos trae Carmen Cuadros: sus Ferrero-Rocher, que se han convertido en
su imagen de marca (y quizás de Eki). En la visita a Toledo de noviembre
volvieron a hacer las delicias de los paladares más exquisitos.
Nos alegran cualquier sobremesa ekina. A veces hasta se
forman colas para poderlos degustar. Lo cierto es que los Ferrero-Rocher de
Carmen no dejan a nadie indiferente. Su envoltorio dorado ya presagia algo
especial. Cuando lo abres, te encuentras con una bola de un tamaño un poco
mayor que una canica cubierta de chocolate y avellana. Te lo metes en la boca,
el chocolate se empieza a derretir pero lo que resulta una explosión de sabor
es cuando llegas a la bolita interior de chocolate que se deshace en la boca e
incluso hace un chasquido especial si lo masticas.
Por supuesto, una vez degustado semejante manjar llega la
hora de las alabanzas a quien nos regala esos momentos únicos. Llega el momento
de dar las gracias a la ekina que nos sirve esos instantes de felicidad. En
Toledo tampoco faltó a la cita.
Y eso que elegimos un día nublado y lluvioso para
desplazarnos a la ciudad imperial. Mónica y Fabrice fueron los encargados de
organizar la primera salida del curso 2014-2015.
Todos los ekinos quedamos en un aparcamiento de las
afueras de Toledo. Una vez hechas allí las fotos preceptivas y de dividirnos en
grupos para que cada uno eligiera un lema para la jornada (con premio de bolsa
ekina), nos pusimos en marcha para adentrarnos por sus calles mágicas.
Pasear por Toledo nos permite meternos en una máquina del tiempo, lugar donde convivieron cristianos, judíos y musulmanes en la Edad Media. Ciudad con una riqueza histórica, artística, cultural y gastronómica extraordinaria, una de las grandes maravillas que tenemos en España.
En esta jornada pudimos contemplar sus impresionantes iglesias, sus aristocráticos palacios, sus calles empedradas, su inigualable catedral gótica o su imponente alcázar.
Una vez que salimos del casco histórico, nos pusimos en marcha para hacer senderismo por la ribera del Tajo. El paisaje era impresionante pese a que el cielo estaba nublado e incluso arreció la lluvia en algunos momentos. Eran caminos escarpados pero a la vez muy transitables, perfectos para disfrutar de una ruta que resultó todo un descubrimiento.
En mitad del camino paramos para comer. Todos sacamos nuestros bocadillos y bebidas. Algunos hasta llevaron arroz y tortilla de patata. Fue una gozada. Y, como siempre, en el colofón del almuerzo no pudieron faltar nuestros Ferrero-Rocher.
Editora y fotógrafa: ANA LINARES.